Seguramente si les preguntasemos a nuestros aitites o amamas si quisieran volver a tener 25 años y volver a su juventud, sin duda alguna, nos dirían que si. Lo sé porque yo una vez les hice esta pregunta y me contaron que sería lo primero que harían si retrocediesen en el tiempo.
A los 80 años hay momentos en los que nos ponemos a pensar en el pasado y en todo lo bueno y malo que nos ha podido pasar a lo largo de nuestra vida, los momentos en los que no levantábamos cabeza y todo lo veíamos de color negro y en los momentos de constante felicidad de los que no queríamos salir. Por eso, si me dieran la oportunidad de volver atrás en el tiempo y vivir todo lo ocurrido sin ninguna excepción, sin duda alguna, diría que si. Aceptaría, por el hecho de poder vivir todos esos momentos valiosos, ya sea con amigos o familia, y aprender de las lecciones de vida que he recibido hasta ahora a base de errores y fallos.
Aunque el pasado pueda haber parecido injusto y complicado, todos vivimos en mundo en el que tenemos que enfrentarnos a los obstáculos que nos pone la vida y poder hacerles frente con esfuerzo y constancia. Pero la vida no solo se trata de malos momentos sino al contrario, nos ofrece momentos irremplazables e irrepetibles.
Por estas razones, aceptaría volver a mi juventud y vivir sabiendo todo lo que me va a pasar de ese momento en adelante, sin saltarme esos momentos complicados y retos inalcanzables que me han hecho crecer personalmente. A la vez de tener la suerte de poder vivir los momentos de infinita felicidad que me ha podido dar esta vida.
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