Blog Semana 1 Esther Basauri

 Blog semana 1 Esther Basauri

La mayoría de las personas fallecen a medida que van cumpliendo más de 80 años, además, a lo largo de esas edades, todos queremos volver a sentir el espíritu de la juventud, y volver a ser jovenes por una vez. Por lo tanto yo creo que optaría por la opción de retroceder en el tiempo hasta los 25 años, a pesar de que no haya tenido la mejor vida posible. Esta opción supondría volver a sentir todos los momentos buenos y malos que he vivido a lo largo de mi vida.

En primer lugar, la condición de optar por volver a tener 25 años, es volver a vivir punto por punto todo lo ocurrido a lo largo de mi vida, sin poder cambiar ni una decisión la cual tomé en su momento. Eso conlleva a que volvería a vivir todos los momentos buenos que he vivido con mis amigas y familia, todas las anécdotas que he vivido en el pasado con gente que me alegraba la vida. Nunca olvidaré todos aquellos veranos en los cuales pasaba la mayor parte de mis vacaciones en mi pueblo, Ezcaray. Aquel ambiente, las personas que me rodeaban, nunca me cansaré de recordar aquellos momentos. Por esa parte, opino que me compensaría volver a vivir mi vida y volver a sentirme joven una vez más.

No obstante, también hay que tener en cuenta que mi vida no ha sido la mejor, y eso quiere decir que al igual que he vivido momentos buenos, también los han habido malos, y tampoco me apetece revivir momentos en los que lo he pasado realmente mal. No tengo ganas de volver a vivir la muerte de mis abuelos, ya que mi familia y yo lo pasamos realmente mal. A pesar de eso, pienso que a todos nos toca vivir situaciones difíciles en la vida, no todo puede ser de color rosa, así que creo que los momentos malos son parte de los hechos que me han tocado vivir. 

En resumen, pienso que es muy importante vivir el presente, pero hay veces que la nostalgia y aquello que viviste cuando eras joven te llena, y revivir tu vida una vez más no estaría mal. Por ello, optaría por la opción de rebobinar en el tiempo y rememorar todos aquellos momentos en los cuales sentí que merecía la pena vivir la vida.