Esta fotografía que ha sido premiada con el Premio Ortega y Gasset recientemente, me hace pensar en la siguiente historia que puede estar detrás de ella.
Hace aproximadamente un año, el grupo terrorista palestino Hamás, atacó por sorpresa el sur de Israel y este fue el inicio del actual conflicto bélico entre Palestina e Israel. Lanzaron misiles hacia el sur del país y cruzaron la frontera, atacando varias ciudades, en las que mataron a miles de personas y secuestraron a más de 200.
Las autoridades israelíes respondieron contundentemente a estos terribles crímenes, atacando y bombardeando la Franja de Gaza, después de que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, declarara oficialmente que Israel se hallaba en guerra. Los violentos ataques de Israel han afectado a hospitales, campamentos de personas refugiadas, mercados y muchas otras instalaciones civiles. Han muerto mas de 27.000 personas palestinas, entre ellas más de 7.000 niñas y niños.
En la soleada mañana del 8 de noviembre de 2023, en un pueblo pequeño de Gaza, todos los niños y niñas caminaban en grupo a la escuela. De repente, cuando habían recorrido la mitad del camino, escucharon un ruido ensordecedor que no sabían de dónde venía y empezaron a asustarse. En ese momento un misil impactó en un edifico cercano y la explosion derribó todas las paredes, que cayeron sobre el grupo de escolares. Minutos mas tarde, comenzaron a llegar ambulancias, que evacuaron a muchos niños que estaban heridos pero tristemente muchos se quedaron allí porque estaban muertos. Avisaron a la gente del barrio y rápidamente el sitio se llenó de padres y madres angustiados, deseando que su hijo no fuese uno de los que estaba tendido en el suelo, muerto.
El niño de la fotografía se llamaba Ahmed, y su madre estaba desesperada buscándole, rezando para que su hijo no estuviese muerto. Lamentablemente, minutos después de llegar, vio a su hijo en el suelo y corrió hacia él para abrazarle, llorando. La policía le preguntó si era su hijo y ella dijo entre lagrimas que sí, que era su único hijo. Después de que la madre le identificase, trasladaron el cuerpo a los bajos de un edifico cercano para tener mas intimidad donde estaban los demás padres despidiéndose de sus hijos. Allí, la madre de Ahmed le cogió en sus brazos durante horas y en ese momento un periodista sacó unas fotos para mostrar al mundo la crueldad de lo que allí había sucedido.
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