Hoy en día, se ha vuelto muy popular entre los jóvenes la palabra “crush”. Cuando la utilizamos, nos referimos a esa persona que nos gusta, que soñamos con ella o que está en nuestra cabeza constantemente y no podemos evitarlo. Un “crush” puede ser alguien que ni conocemos, pero que nos atrae por su forma de ser o simplemente su físico.
A veces me imagino cómo me gustaría que fuese mi persona ideal: con una sonrisa bonita, alguien sincero, divertido y sobre todo que me entienda. Otras veces, un “crush” es alguien que siempre le vemos, que nos lo cruzamos todos los días por la calle, pero que no nos atrevemos a acercarnos. La vergüenza o el miedo al rechazo nos frenan, aunque realmente nos gustaría poder hablar con él y saber cómo es o lo que piensa.
Tener un “crush” puede ser muy guay, porque nos llena de ilusión y de muchos pensamientos, pero a la vez puede ser un poco agobiante cuando sentimos que es un amor imposible. Aun así, todos alguna vez hemos tenido un “crush”, y es una sensación muy bonita la ilusión que tenemos por alguien.
Tener un “crush” no es nada malo. Es una de esas cosas que hacen la vida más emocionante. Nos recuerda que tenemos sentimientos y que tenemos ilusión, y quién sabe, tal vez un día esa persona también piense en ti de la misma manera.
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