Hoy en día se escucha mucho la palabra ¨crush¨, y aunque suene un poco moderno, básicamente se refiere a esas personas que nos llaman la atención por alguna razón, sin que haya nada más. No hace falta tener una relación con alguien para que nos afecte o para que nos haga pensar más de la cuenta. Con solo cruzarnos con esa persona o verla de lejos, ya puede cambiar nuestro día sin que ellos siquiera se den cuenta. A veces me sorprende cómo alguien puede ocupar tanto espacio en nuestra cabeza sin que nosotros lo busquemos, y cómo esos pensamientos aparecen en los momentos más inesperados, como mientras caminamos por el colegio o estamos esperando en clase.
Es normal que estas personas no aparezcan muy seguido en nuestra vida, y tampoco pasa nada. Centrarte en ti mismo, en tus cosas y en lo que realmente te hace feliz, es igual de importante. Muchas veces nos hacen imaginar cosas, soñar un poco o pensar en situaciones que probablemente nunca pasen, pero eso no es malo; al contrario, puede enseñarnos mucho sobre lo que sentimos y lo que realmente valoramos. Incluso un gesto pequeño, una sonrisa o un simple “hola” puede quedarse en nuestra cabeza y hacernos sonreír sin motivo aparente.
A mí me gustaría que esa persona fuera buena persona, guapa, maja y que no se diera demasiada importancia. Para mí, también es importante que sea lista y que tenga sentido del humor, porque con alguien así es mucho más fácil sentirse cómodo y disfrutar los momentos juntos. Creo que esos detalles son los que realmente cuentan y los que hacen que alguien destaque, más allá de la apariencia o de la simple atracción. Incluso si no hay nada romántico o más que un saludo diario, esos pequeños momentos pueden dejar recuerdos bonitos y enseñarnos mucho sobre nosotros mismos y sobre la otra persona. A veces, simplemente vivirlos y observarlos es suficiente, y eso es lo que hace que valga la pena.
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