domingo, 9 de noviembre de 2025

blog VI

 Hoy en día se utiliza mucho la palabra “crush” para referirse a la persona que te gusta o que te llama la atención. Se refiere a esa persona que te hace sentir un cosquilleo en el estómago cada vez que la ves, que te quita el sueño y que ocupa tus pensamientos durante todo el día. Muchas veces no sabemos ni en qué momento nos empezamos a fijar en esa persona. Puede que fuera alguien del cole que te cruzas cada día por los pasillos, o incluso un amigo del que te estás volviendo más cercano y le estás empezando a mirar con otros ojos. 

Normalmente, no le decimos nada por vergüenza o miedo a que no sea recíproco, y nos ceñimos a contárselo solo a nuestros amigos o incluso guardárnoslo para nosotros mismos. Nos conformamos con observarle de lejos y de vez en cuando, con suerte, cruzar miradas, pero al final no acaba siendo suficiente. 


Empiezas a cambiar tu manera de hacer las cosas solo para intentar que se fije en ti, como por arte de magia. Poco a poco, te empiezas a fijar en lo que hace, lo que le gusta, y todo eso se te va quedando grabado en la mente. 


Todos los fallos o cosas malas que otros ven en esa persona, tú vas a empezar a pasarlos por alto y solo te fijarás en lo bueno que tiene. Lo que hacía tiempo era una persona cualquiera, hoy se ha convertido en tu razón para levantarte e ir al cole con ganas. 


Y muchas veces es contradictorio, por una parte quieres verle, que te vea y estar cerca de ella o incluso mantener una conversación, pero cuando llega ese momento, la vergüenza y los nervios se apoderan de ti. Te empiezas a poner roja, dices cosas sin sentido e incluso te cuesta decir una frase seguida sin trabarte y tratas de salir de esa situación cuanto antes. 


Pero al final solo hay una manera de que todo se aclare, confesándole lo que sientes por ella. Normalmente no somos capaces de hacerlo y por eso siempre nos quedamos con la duda de lo que hubiésemos podido llegar a ser.


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